Llegaron a Cerro de Ortega con perros y drones. Agentes de la Fiscalía de Colima y colectivos de búsqueda habían recibido un informe sobre posibles fosas clandestinas en un predio de esa comunidad. Eran los últimos días de abril pasado. Colima es, desde hace años, uno de los grandes panteones clandestinos de México. De 2018
Llegaron a Cerro de Ortega con perros y drones. Agentes de la Fiscalía de Colima y colectivos de búsqueda habían recibido un informe sobre posibles fosas clandestinas en un predio de esa comunidad. Eran los últimos días de abril pasado.
Colima es, desde hace años, uno de los grandes panteones clandestinos de México. De 2018 a 2023 han aparecido en ese estado, uno de los menos poblados del país, 305 fosas.
Aquel día se sumaron a esa cifra diez fosas clandestinas más. Adentro había 26 restos humanos y óseos. Unos días antes EL UNIVERSAL había pedido por Transparencia el número de cuerpos hallados en esas fosas. La fiscalía estatal no contestó.
En marzo pasado, la Comisión Nacional de Búsqueda presentó el mapa de las fosas clandestinas localizadas en México. Colima ocupaba el segundo lugar, solo por debajo de Veracruz, en donde de 2018 a la fecha fueron halladas 323.
Según ese mapa, en el mismo lapso han sido encontradas, en Sinaloa, 246. En Guerrero 229. En Michoacán 213. En Guanajuato 154. En Tamaulipas 145. En Chihuahua 135. En Zacatecas 127.
Organismos defensores de derechos humanos han señalado lo impactante que resulta que un estado pequeño esté convertido en uno de los mayores cementerios del país, y que no ocurra nada.
El Cártel Jalisco Nueva Generación se fracturó en Colima y desde entonces dos facciones de la misma organización sostienen una guerra sorda. A eso se suma la lucha por el puerto de Manzanillo que ha emprendido desde hace tiempo el Cártel de Sinaloa.
En septiembre de 2021, la Red de Desaparecidos en Colima inició la campaña llamada “Colima, una fosa común”. Era un intento por llamar la atención sobre una catástrofe silenciosa: el alud de desapariciones forzadas que arrasa a diversos municipios del estado.
Integrantes de la red colocaron decenas de fotos de desaparecidos en las plazas de varias comunidades de Colima: “¿Lo has visto?”, “¿Dónde están?”, “¡Hasta encontrarlas!”.
Entre esas fotografías aparecía la imagen de una mujer de 32 años. María de Lourdes Montes Almanzar. La habían visto por última vez en la colonia Trabajadores, del municipio de Colima, mientras repartía comida a bordo de su motocicleta.
En 5 días otras tres mujeres desaparecieron en Colima y en Villa de Álvarez: Lizeth Alejandra García, de 14 años; Nanci Jakeline Esparza, de 19, y Rosa Yanet Lomelí, de 33.
El terror por la andanada de desapariciones se alimentó del continuo, imparable hallazgo de fosas clandestinas a lo largo de la entidad. Un día de 2019 se encontraron en una ranchería perdida de Tecomán 49 fosas.
Adentro había 69 restos humanos.
En agosto de 2020, en una huerta de limones de Santa Rosa fueron hallados 22 cuerpos más.
A lo largo de 2022 se localizaron en la entidad 76 fosas que contenían los restos de 84 personas.
Una representante del Colectivo Solidario Búsqueda de Desaparecidos en Tecomán declaró: “Aquí hay eventos fuertes, en un solo día desaparecen grupos de personas, cuadrillas de trabajadores. ¿El por qué? Pues solamente las autoridades lo saben”.
Según el mapa presentado en marzo por la Comisión Nacional de Búsqueda, Tecomán es el corazón de las tinieblas. De 2018 a la fecha han aparecido 206 fosas.
Siguen Manzanillo con 42; Colima con 28; Villa de Álvarez con 11; Cuauhtémoc con 5; Armería con 4; Ixtahuacán con 3 y Minatitlán, Coquimatlán y Comala con 2 fosas en cada municipio.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia Penal colocó a Colima, en un ranking dado a conocer en febrero pasado, como la ciudad más violenta del mundo, con una tasa de 181.94 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Hace un año la ciudad se paralizó con una semana entera de balaceras, persecuciones y ejecuciones. En las calles aparecieron cuerpos desmembrados. Domicilios fueron rafagueados. Narcomantas y mensajes aterrorizaron a la población. Las calles quedaron vacías y los comercios cerraron.
Como siempre, todo se banalizó. Sin embargo, la tragedia que las autoridades se niegan a ver asoma una y otra vez su rostro macabro en las fosas clandestinas de Tecomán, Manzanillo, Colima y Villa de Álvarez…
Es la tragedia silenciosa que en lo que va del sexenio ha culminado en el hallazgo de casi tres mil fosas. Una tragedia que nada ha podido detener.
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