La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) condenó el mensaje del expresidente Vicente Fox Quezada, que dirigió el pasado 22 de julio contra Claudia Sheinbaum y los diferentes candidatos de Morena a ocupar el cargo Coordinador de Defensa de la Transformación, pues lo consideró violatorio de los derechos humanos y nugatorio de la dignidad
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) condenó el mensaje del expresidente Vicente Fox Quezada, que dirigió el pasado 22 de julio contra Claudia Sheinbaum y los diferentes candidatos de Morena a ocupar el cargo Coordinador de Defensa de la Transformación, pues lo consideró violatorio de los derechos humanos y nugatorio de la dignidad humana, llenos de odio y discriminación.
«Ante tal efervescencia política, la CNDH hace un respetuoso exhorto y una invitación a la clase política, así como a la sociedad en su conjunto, para que en el marco de los procesos político – electorales que se avecinan y toman forma en nuestro país, se apueste en todo momento por un debate de altura ética, de propuestas y de denuncia sin más restricciones que las que eviten la discriminación, el odio, la xenofobia, el antisemitismo u otras manifestaciones reprobables, que en definitiva no tienen cabida en una democracia como la que se construye», dijo la CNDH.
En un comunicado explica que ante las recientes declaraciones del ex presidente 2000 a 2006 (Vicente Fox), se refirió con odio en contenido explícitamente xenofóbico, antisemita y de evidente intolerancia religiosa y étnica, contra personas pertenecientes a un partido político.
Al respecto, la CNDH señaló que sobre el impacto de estas manifestaciones en el actual contexto, y pone de manifiesto que el respeto de los derechos humanos y la dignidad lamentablemente no forman parte de la agenda ni del discurso de diversos actores políticos en la actual coyuntura, lo que constituye un serio riesgo para el ejercicio del debate y de la democracia misma.
Explica que el mensaje de Fox Quezada es notoriamente tendencioso porque lo contrasta con la “mexicanidad” de una persona perteneciente a otro partido político, denuesta, con adjetivos descalificativos, xenófobos y de odio, a sus eventuales contrincantes.
“Menciona a una como «judía búlgara», a otro como «francés«, y de otros dos se expresó incluso negando su humanidad, refiriéndose a uno como «extraterrestre» y a otro como supuestamente proveniente de «Transilvania» (teniendo en cuenta la doble connotación del término, por una parte, el origen de un ser tradicionalmente identificado con lo maligno, y por otra, una vez más, su nacionalidad)”, señala la CNDH.
Advierte también que en el debate y la contienda política, es responsabilidad de toda figura pública, sea autoridad de gobierno, ex gobernante o dirigente, sobre todo en declaraciones difundidas en redes sociales y medios de prensa, ser en extremo cuidadoso de sus expresiones, discernir entre la manifestación de diferencias y la denuncia, incluso, de situaciones necesarias de conocer por la opinión pública, y la mera descalificación, sobre todo aquellas expresiones peyorativas que denigran las características físicas, la condición de género, la nacionalidad, en suma la dignidad, y vulneran los derechos, porque tendrán un efecto contradictorio, pudiendo fisurar incluso las prácticas democráticas.
La CNDH condena el mensaje de Vicente Fox, porque no abona a un debate político democrático ni basado en los principios constitucionales de igualdad y no discriminación y advierte que resulta apremiante abordar los contenidos digitales con un tratamiento ético, donde no haya mercantilización del debate político y de las personas participantes en campañas.
Lo anterior, sin menoscabo de que cualquier persona en la arena política debería abonar a ese debate con argumentos, incluso mediante la exposición de la corrupción, no apelando a frivolidades y ocurrencias que repercuten en detrimento de los derechos, las libertades y la dignidad humana.
El artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, estipula la unicidad e invisibilidad de la nación, así como su pluriculturalidad. Por eso, desde la CNDH sostenemos que ni el origen étnico ni migratorio, ni el credo, el “nombre y el apellido”, pueden ser motivo para excluir a quienes forman la unidad cultural y social mexicana.
Indica que, de ninguna manera puede considerarse que el mensaje del expresidente forme parte de su ejercicio del derecho a la libertad de expresión. “El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es categórico al advertir que los discursos de odio, que promuevan la discriminación y la xenofobia, son inadmisibles en un orden social justo y democrático.
“El derecho a la libertad de expresión no es un derecho absoluto, como lo es, en cambio, el derecho de toda persona a la no discriminación; por ello, incluso bajo situaciones de extrema gravedad, la no discriminación es un derecho insuspendible, en tanto que la libertad de expresión encuentra en el respeto a la diferencia y el apego irrestricto al principio de igualdad, su propio límite, sin el cual la sociedad de la que busca formar parte y promover, una sociedad democrática, sería inviable».
De la misma forma, la CNDH manifiesta su rechazo a la estigmatización y discriminación de estas personas y de estos grupos, y reafirmamos lo dicho en el pronunciamiento público del pasado 18 de junio, llamando a terminar con los discursos de odio generados por personas o grupos públicos y/o privados que buscan limitar los derechos del pueblo de México.
Resaltamos la importancia de combatir y eliminar estas prácticas que en los últimos años se han exacerbado y que tienen una intencionalidad muy clara, que es socavar o invisibilizar la voluntad ciudadana y por ende evitar que el pueblo ejerza a plenitud su legítimo derecho a la democracia.
La CNDH afirma que respeta y promueve los procesos democráticos en el país, así como el derecho a defender la democracia.
“En ese sentido, el manejo de información política en redes sociales tiene diferentes aristas, una de ellas, la banalización y el vaciamiento de la política a través de discursos reduccionistas y que buscan generar controversias sin discusiones de fondo. Estas prácticas viciadas son ajenas a una cultura democrática emancipadora y crítica, capaz de superar los rescoldos del neoliberalismo y el autoritarismo que persisten en nuestro tiempo”.
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